El año 2025 ha marcado un hito para el turismo en España, consolidando la recuperación pospandemia con cifras récord de visitantes y gasto turístico Sin embargo, este crecimiento se ha acompañado de importantes cambios de tendencia: el sector apuesta por la calidad sobre la cantidad, la desestacionalización de la demanda y la diversificación de productos turísticos. A continuación, presentamos un informe detallado –orientado a propietarios de alojamientos– sobre los principales acontecimientos turísticos de 2025, los datos oficiales más relevantes, las tendencias emergentes (turismo experiencial, sostenible, de lujo, digitalización, etc.), el impacto en el sector hotelero (ocupación, precios, RevPAR, destinos más destacados) y las previsiones para 2026 en cuanto a demanda, comportamiento del viajero, oportunidades de crecimiento y riesgos para la industria hotelera.

Acontecimientos clave que marcaron el turismo en 2025

En 2025 España vivió numerosos eventos culturales, deportivos y gastronómicos que impulsaron el turismo nacional e internacional. Tras la pausa de la pandemia, las fiestas tradicionales recuperaron todo su esplendor: festivales como las Fallas de Valencia, la Feria de Abril de Sevilla o los Sanfermines de Pamplona atrajeron multitudes, incluyendo un alto porcentaje de visitantes extranjeros. Asimismo, la celebración de conciertos y giras internacionales (artistas de renombre actuando en Madrid, Barcelona y otras ciudades) reactivó el turismo de eventos y llenó hoteles en esas fechas. En el ámbito deportivo, competiciones de élite como carreras de Fórmula 1 en Montmeló, torneos de tenis y maratones internacionales volvieron a congregar a miles de aficionados internacionales, beneficiando especialmente al turismo urbano en ciudades sede.

Otro factor destacado ha sido el Año Jubilar en Caravaca de la Cruz (Murcia) y otros eventos religiosos/culturales de alcance internacional, que fomentaron peregrinaciones y rutas culturales. Del mismo modo, 2025 ha continuado con la línea de grandes congresos y ferias: por ejemplo, FITUR 2025 (Feria Internacional de Turismo) mostró cifras de asistencia récord de profesionales, evidenciando la reactivación del sector MICE (reuniones y congresos). A nivel gastronómico, España reforzó su prestigio: varios restaurantes españoles destacaron en listas mundiales y la Guía Michelin 2025 amplió el número de estrellas en el país, lo que impulsó el turismo gastronómico y enológico. Destinos como San Sebastián, La Rioja o Jerez organizaron rutas y festivales culinarios muy concurridos, mientras que eventos como Madrid Fusión congregaron a expertos y amantes de la gastronomía de todo el mundo.

 

No todo han sido celebraciones: en Canarias y Cataluña se observaron protestas locales contra el turismo masivo, motivadas por la saturación y el impacto en la vivienda y el medio ambiente. Estas manifestaciones evidencian la creciente preocupación por la sostenibilidad y la convivencia con el turismo, temas que han estado muy presentes en la agenda pública durante 2025. A pesar de ello, ni las protestas ni algunos desafíos climatológicos puntuales (olas de calor e incluso incendios forestales en verano) lograron frenar la llegada de visitantes, en un año donde España reafirmó su atractivo turístico global.

Cifras oficiales del turismo en 2025

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirman que 2025 ha sido un año de récords para el turismo español. En los diez primeros meses de 2025, España recibió cerca de 85,7 millones de turistas internacionales, la cifra acumulada más alta jamás registrada para ese periodo. Solo en julio llegaron 11 millones de visitantes extranjeros, un récord histórico mensual. Con este ritmo, el año cerraría en torno a 100 millones de llegadas internacionales, superando cómodamente los 94 millones de 2024. Los principales países emisores siguen siendo el Reino Unido, Alemania y Francia –Reino Unido se mantuvo como primer mercado emisor con alrededor del 26% de las visitas en octubre, seguido de Alemania (19%) y Francia (8-9%– mientras que mercados lejanos como Estados Unidos (ya el primer mercado no europeo) y China mostraron un fuerte crecimiento apoyado en la mejora de la conectividad aérea.

Paralelamente, el gasto turístico alcanzó máximos históricos. Hasta julio, los visitantes extranjeros gastaron más de 76.000 millones de euros, un 7,2% más que en 2024 Este aumento del gasto supera incluso al crecimiento en llegadas, reflejando que cada turista está gastando más durante su viaje. De hecho, el gasto medio por turista internacional ronda ya los 1.490 € por una semana de estancia, equivalentes a unos 210 € diarios. En conjunto, la balanza turística seguirá siendo vital para la economía española: se estima que el superávit por turismo en la balanza de pagos superará los 70.000 millones € en 2025, consolidando al turismo como uno de los principales motores económicos del país.

En cuanto al turismo interno, tras el boom de los viajes domésticos en 2020-2022, este año mostró signos de ligera contracción. De enero a octubre de 2025, las pernoctaciones hoteleras de residentes españoles disminuyeron un 0,2% interanual, mientras que las de turistas internacionales aumentaron un 1,4%hosteltur.com. Es decir, prácticamente solo crecieron las noches de extranjeros, llevando el total de pernoctaciones hoteleras a un leve incremento del +0,9% respecto al mismo periodo del año anteriorhosteltur.com. Este enfriamiento de la demanda nacional se atribuye a la normalización pospandemia y a factores económicos (inflación, menor ahorro acumulado), si bien las cifras absolutas siguen siendo elevadas. En octubre 2025, por ejemplo, se registraron 34,2 millones de pernoctaciones hoteleras (+1,3% interanual)hosteltur.comhosteltur.com, de las cuales el 63% fueron realizadas por extranjeros. Los destinos favoritos de los españoles ese mes fueron Andalucía (18% de las noches de residentes), Cataluña (13%) y Comunidad Valenciana (12%), mientras que los extranjeros se concentraron en Baleares (26,5% de las noches foráneas), Canarias (23,1%) y Cataluña (17%)

Tendencias turísticas emergentes en 2025

1. Turismo experiencial y cultural en auge: El 2025 consolidó al turismo experiencial como la gran tendencia del momento. Los viajeros –tanto nacionales como internacionales– buscan cada vez más vivencias auténticas y personalizadas por encima del turismo convencional. España, con su enorme riqueza cultural, histórica y gastronómica, se benefició de esta tendencia: hubo un repunte en actividades como rutas enológicas, talleres de cocina tradicional, estancias en alojamientos rurales y visitas patrimoniales inmersivas. Regiones vitivinícolas (Rioja, Ribera del Duero, Penedés, Jerez, etc.) reportaron aumentos de visitantes interesados en enoturismo (catas, maridajes, visitas a bodegas), lo que impulsa también las economías locales Del mismo modo, museos y sitios culturales emblemáticos recuperaron e incluso superaron cifras pre-pandemia: el Museo del Prado encabezó la lista de museos más visitados del semestre, con más de 1,8 millones de visitantes hasta junio, y monumentos como la Alhambra de Granada o la Sagrada Familia de Barcelona volvieron a tener aforos completos en temporada alta.

La gastronomía española se ha convertido en un gran atractivo turístico. En 2025 crecieron las experiencias culinarias auténticas –como talleres de paella, rutas de tapas o visitas a mercados locales–, reflejando que el 88% de los españoles considera la gastronomía parte esencial de sus viajes, y que un 67% de viajeros está dispuesto a pagar más por actividades genuinas(ibero.newsibero.news.)

Esta búsqueda de autenticidad ha favorecido la descentralización del turismo hacia zonas de interior y pequeños pueblos. El turismo rural experimentó un auge notable en comunidades como Galicia, Castilla y León o Aragón, donde muchas casas rurales y hoteles boutique colgaron el cartel de completo en puentes y temporadas clave. Con ello, se avanza en la desestacionalización (viajeros distribuidos a lo largo del año, no solo en verano) y en la dispersión geográfica del turismo. De hecho, autoridades y entes como Turespaña han impulsado campañas promocionales de destinos menos conocidos –por ejemplo, la reciente Convención Turespaña 2025 en Cáceres tuvo como foco el turismo de experiencias sostenibles en áreas ruralesi– buscando canalizar parte del flujo turístico hacia la España interior. Los resultados comienzan a verse: según la CEOE, “el auge del turismo cultural, de interior y de naturaleza refleja un cambio claro hacia el viaje experiencial, impulsando a los viajeros a descubrir territorios antes fuera de los circuitos tradicionales”.

2. Enfoque en sostenibilidad: En 2025 se afianzó la conciencia por un turismo sostenible y responsable. Por un lado, los viajeros muestran mayor sensibilidad medioambiental en sus decisiones –optando por alojamientos con certificaciones verdes, buscando compensar emisiones de sus vuelos, etc.– y demandan a las empresas acciones concretas en este ámbito. Por otro lado, las administraciones locales de destinos saturados han tomado medidas: Barcelona, por ejemplo, endureció la regulación de los alquileres turísticos tipo Airbnb para proteger el acceso a la vivienda, y estudia limitar la llegada de cruceros en días pico. En Baleares y Canarias se debate la instauración o subida de tasas turísticas para reinvertir en sostenibilidad (una postura criticada por la patronal hotelera, que teme pérdida de competitividad).

A nivel nacional, la Estrategia de Turismo Sostenible 2030 y los fondos NextGenerationEU están financiando proyectos de reconversión verde de destinos maduros, mejora de infraestructuras y preservación del medio ambiente en zonas turísticas. El sector privado también empuja: cada vez más hoteles incorporan energías renovables, gestión eficiente del agua y residuos, eliminación de plásticos y oferta de experiencias de bajo impacto (ecoturismo, senderismo interpretativo, voluntariado ambiental, etc.). La tecnología está siendo aliada de la sostenibilidad: por ejemplo, algunas agencias y operadores utilizan herramientas que miden la huella de carbono de cada viaje y ofrecen alternativas más ecológicas. Además, cobra fuerza el concepto de turismo regenerativo, donde el viajero no solo “no daña” sino que contribuye positivamente al destino (p.ej., participando en actividades de reforestación, limpieza de espacios naturales, apoyo a comunidades locales). Estas tendencias, aunque incipientes, muestran el camino hacia un turismo más respetuoso y a largo plazo.

3. Crecimiento del turismo de lujo y de mayor poder adquisitivo: El segmento premium continuó su fuerte expansión en 2025, una muy buena noticia para los alojamientos de alta gama. España se consolidó como destino europeo de referencia para el turismo de lujo, con un crecimiento notable en la apertura de hoteles cinco estrellas, resorts exclusivos y villas de lujo. Ciudades como Madrid y Barcelona, y enclaves como Marbella o la Costa del Sol, han visto inversiones millonarias en nuevos establecimientos y remodelaciones para subir de categoría. De hecho, en la primera mitad de 2025 la inversión hotelera alcanzó un récord de 1.766 millones de euros, un 20% más interanual, impulsada sobre todo por el auge del producto vacacional de alta gama (las Islas Canarias por sí solas concentraron el 63% de esa inversión. Esta apuesta por la calidad se refleja en la demanda: según datos de CBRE, los hoteles de 4 y 5 estrellas lideraron el aumento de huéspedes (+2% llegadas), mientras los establecimientos de categorías inferiores quedaron estancados. En otras palabras, el turismo de calidad está desplazando al de volumen masivo, con viajeros que prefieren servicios excelentes aunque impliquen mayor precio.

Desde la oferta, 2025 trajo nuevas aperturas emblemáticas: por ejemplo, se anunció para 2026 el primer hotel de cinco estrellas en Murcia (el Palacio de San Juan, con restaurante de chef biestrellado), y se prevé la apertura de más de 100 hoteles de lujo en España en los próximos años, diversificando este producto por toda la geografía. El concepto de lujo también evoluciona: ahora no solo implica opulencia, sino exclusividad, personalización y sostenibilidad. Los viajeros high-end buscan experiencias íntimas y únicas –desde estancias en hoteles-boutique con encanto hasta gastronomía local de kilómetro cero–, valorando la autenticidad y la responsabilidad social del destino. Para los hoteleros, esto supone oportunidades en servicios complementarios (spa y wellness enfocado en bienestar, actividades culturales privadas, concierge personal, etc.), así como en reposicionar establecimientos medianos hacia segmentos de mayor valor añadido.

4. Digitalización y nuevos hábitos del viajero: La tecnología siguió transformando el panorama turístico en 2025 de forma acelerada. La inteligencia artificial, el big data y la automatización están permitiendo una personalización sin precedentes de la experiencia de viaje. Grandes plataformas de reservas y metabuscadores (Booking, Expedia, Airbnb, etc.) ya usan algoritmos de IA para sugerir opciones ajustadas a los gustos de cada usuario, e incluso anticipar cambios en su comportamiento. En el sector hotelero, se extiende el uso de chatbots para atención al cliente 24/7, el check-in online y accesos mediante app o códigos QR, así como herramientas de revenue management con machine learning que optimizan tarifas en tiempo real. Los pagos digitales se han normalizado completamente –cada vez más viajeros usan el móvil o incluso criptomonedas para sus transacciones turísticas–, aportando comodidad y seguridad.

El viajero pospandemia también mantiene algunas preferencias: demanda flexibilidad en cancelaciones y cambios (muchos establecimientos ofrecen tarifas flexibles ante imprevistos) y valora la higiene y seguridad aunque la emergencia sanitaria haya pasado. Asimismo, continuó el auge del “workation” o teletrabajo en destino: en 2025 numerosos hoteles y destinos acondicionaron espacios de coworking, wifi ultra-rápido y paquetes especiales para atraer a profesionales que combinan trabajo remoto y vacaciones. Este nicho, junto con el de los nómadas digitales, está creciendo especialmente en ciudades como Valencia, Málaga o Las Palmas, que ofrecen calidad de vida, buen clima y costes moderados para extranjeros de alta cualificación.

Por último, merece mención el cambio demográfico en la base de viajeros: Europa en general envejece, y eso tiene lectura positiva para el turismo. Los viajeros senior (jubilados o mayores de 65) gozan de más tiempo libre y ahorros para viajar fuera de temporada. Según Mastercard, el envejecimiento poblacional en mercados emisores hará que más viajeros puedan desplazarse en invierno y otoño (sin depender del calendario escolar), contribuyendo a romper la estacionalidad tradicional. Este segmento senior, junto con la incorporación de nuevas generaciones jóvenes muy viajeras, está amplificando la demanda de experiencias (frente a bienes materiales) y prolongando las temporadas turísticas más allá de los meses de verano.

Impacto en el sector hotelero en 2025

Para los propietarios de alojamientos, 2025 ha sido en general un año positivo, aunque con matices según el tipo de establecimiento y la ubicación. En términos agregados, la ocupación hotelera media del año se mantuvo en niveles similares a 2024 (y cercanos al récord de 2019). En agosto, por ejemplo, se cubrieron el 75,5% de las plazas hoteleras ofertadas, exactamente el mismo porcentaje que en agosto del año anterior. Es decir, los hoteles estuvieron llenos en temporada alta hasta el tope que permite la capacidad. En el acumulado anual, la ocupación ha crecido ligeramente (en torno a +1 punto porcentual), algo meritorio dado que ya partía de tasas muy altas. De hecho, en algunos destinos prácticamente no se podía mejorar más: Canarias promedió un 86% de ocupación (igualando su registro de 2024) y Baleares en torno al 85% (subiendo un punto). También los destinos urbanos tuvieron un comportamiento excelente: Madrid pasó de 80% a 82% de ocupación media y Cataluña de 74% a 76%, según datos de la patronal hoteleras. Son cifras muy elevadas –“difícilmente mejorables”, apuntan los analistas– que reflejan la fortísima demanda alojativa en España durante casi todo el año.

En cuanto a tarifas y rentabilidad, 2025 trajo buenas noticias: los hoteles lograron subir precios y, con ello, incrementar sus ingresos por habitación. El precio medio diario (ADR) rondó los 120 € a nivel nacional en la segunda mitad del año, con incrementos interanuales en el entorno del +4%. Por ejemplo, en octubre la tarifa media fue 120,5 € por habitación ocupada, un 3,9% más que en octubre 2024. Este aumento tarifario, sumado a la ocupación ligeramente mayor, elevó el RevPAR (ingreso por habitación disponible) de forma notable: también en octubre, el RevPAR medio llegó a 86,3 €, creciendo un 5,4% anual Según la Confederación Española de Hoteles (CEHAT), se estima que 2025 cerrará con un +6% de incremento en RevPAR en el conjunto del país, consolidando la mejora de rentabilidad del sector. Cabe destacar que este aumento de ingresos se ha apoyado especialmente en los hoteles de mayor categoría (4-5 estrellas), que han impulsado las tarifas gracias a la alta demanda en el segmento premium. Por el contrario, los hoteles económicos y hostales han tenido más dificultad para elevar precios, enfrentando también la competencia de las viviendas turísticas.

Mirando el detalle regional, todos los grandes destinos turísticos mejoraron sus indicadores respecto al año anterior, si bien con diferencias notables. Los destinos de costa y vacacionales lideraron la tabla de RevPAR en verano: Ibiza y Formentera obtuvieron el RevPAR más alto de España (207,5 € en promedio junio-agosto), seguidos de la costa de Guipúzcoa (197,3 €) y Menorca (180,9 €). Otras zonas top fueron la Costa del Sol (161,6 €), la Costa de Barcelona (158,4 €) –que incluye destinos playeros cercanos a la ciudad condal–, y Mallorca (155,2 €). Este ranking refleja cómo los destinos de sol y playa de alto nivel (Baleares, Costa del Sol, País Vasco) y algunos urbanos-costeros dominaron en ingresos por habitación disponible. En casi todos ellos, el crecimiento de la facturación vino más por la subida de precios que por aumentos de ocupación, señal de un turismo dispuesto a pagar más por calidad. Por ejemplo, Ibiza subió su RevPAR un +7,5% alcanzando por primera vez los 207 € (con una tarifa media de 240 €).

En el sur peninsular, la temporada también fue muy positiva: la Costa del Sol incrementó ingresos por habitación un +12,2%, la Costa de Almería un notable +18%, superando a otras costas andaluzas como Huelva (+6,4%), Granada Tropical (+6,0%) o Cádiz (+1,2%). En Canarias, pese a ser un destino maduro, se mantuvo un fuerte dinamismo: Gran Canaria elevó su RevPAR +13,2%, Fuerteventura +8,6%, Tenerife +2,8%, en todos los casos gracias al tirón de la demanda internacional. Lanzarote, por su parte, logró mejorar ingresos +10,5% apoyándose sobre todo en subir precios. En Baleares, Menorca (+11,5%) y Mallorca (+9,2%) continuaron al alza, aunque con comportamiento desigual entre zonas de cada isla. En contraste, algunos destinos de Cataluña y Comunidad Valenciana mostraron crecimientos más moderados, señal de cierta saturación: Costa Brava apenas +2,8%, Costa Blanca +2,9%, Costa de Valencia +0,8%, e incluso una leve caída en Costa de Barcelona (-1,8%). Estos datos invitan a reflexionar sobre la necesidad de renovación de producto en esas áreas y de seguir diversificando mercados.

Perspectivas para 2026: ¿qué esperar?

De cara a 2026, las perspectivas para el turismo español son moderadamente optimistas, aunque con ciertos desafíos en el horizonte. La mayoría de analistas y organismos (Exceltur, Mesa del Turismo, Turespaña, etc.) coinciden en que el sector seguirá en cifras muy altas e incluso crecerá ligeramente sobre 2025, pero a un ritmo más contenido que en la fase de recuperación reciente. Se espera un incremento moderado pero sostenido tanto en llegadas como en gasto turístico, consolidando la senda récord. Por ejemplo, la Mesa del Turismo proyecta que España podría rondar o superar los 100 millones de turistas internacionales en 2026 (frente a ~99 millones en 2025), siempre que no haya shocks imprevistos. Este crecimiento vendría favorecido por varios factores:

  • Tendencia a la desestacionalización: Como vimos, cada vez más viajeros evitan la masificación de julio-agosto y optan por meses como septiembre, octubre o primavera. Este cambio estructural –apoyado en el teletrabajo, los viajeros senior y la búsqueda de climas templados fuera de verano– hará que 2026 tenga temporadas bajas menos “bajas”. De hecho, las reservas de vuelos y hoteles para invierno 2025-26 ya apuntan a subidas interanuales (por ejemplo, se prevé +4% en llegadas internacionales y +7% en reservas hoteleras para el invierno). Los destinos de costa planean mantener más establecimientos abiertos todo el año, y las ciudades refuerzan su agenda de eventos en otoño-invierno para atraer visitantes en esas fechas.

  • Mayor valor añadido por turista: España está enfocada en “crecer mejor, no solo crecer más”. Esto implica que aunque el número de turistas suba moderadamente, el gasto total podría incrementarse de forma más notable si se capta turismo de mayor poder adquisitivo o se logra que gasten más en destino. En 2026 continuará el ascenso de los hoteles de cinco estrellas y la oferta premium, lo que “es una manera de crecer sin tener más turistas” en palabras de expertos de Mastercard. También seguirá la fiebre por las experiencias: se espera que el viajero dedique una mayor parte de su presupuesto a actividades (culturales, gastronómicas, ocio) y no únicamente a alojamiento y transporte. Para los hoteleros, esto abre oportunidades de diversificar servicios (ofertas de experiencias integradas, paquetes con actividades locales, etc.) y de colaborar con empresas de ocio y restauración locales para enriquecer la estancia de sus clientes.

  • Mercados emisores al alza: En 2026, el turismo español se verá impulsado sobre todo por la demanda internacional, pues se prevé que el mercado doméstico permanezca estable. Dentro de Europa, Reino Unido seguirá siendo crucial (las aerolíneas han programado un +7,7% asientos desde Reino Unido a España en primavera 2026) y mercados cercanos como Francia (+6,3% en capacidad aérea) y Italia mantendrán buen tono. Sin embargo, se esperan crecimientos más fuertes desde fuera de Europa: Estados Unidos, consolidado ya como mercado de alto gasto, podría aumentar aún más gracias a nuevas rutas directas y al dólar fuerte. China, tras reabrir sus viajes, muestra un enorme potencial de recuperación (aunque dependerá de la agilización de visados y conexiones aéreas). También Latinoamérica, con Brasil a la cabeza, viene incrementando sus visitas a España aprovechando la afinidad cultural e idiomática. Esta diversificación de mercados es positiva porque reduce la dependencia de unos pocos países y reparte mejor los flujos a lo largo del año (por ejemplo, muchos turistas de EEUU o Asia vienen en primavera u otoño, no solo en verano).

  • Mayor conectividad aérea: Las aerolíneas y turoperadores están apostando fuerte por España de cara a 2026, incrementando la capacidad aérea hacia nuestros destinos. Aparte de los crecimientos ya mencionados en rutas europeas, cabe señalar la entrada de nuevas conexiones de largo radio (varias aerolíneas han anunciado rutas directas con Asia y América). Esto no solo facilita la llegada de más viajeros, sino que consolida a España como hub turístico mediterráneo, en un contexto en que competidores como Grecia, Turquía o Croacia también están aumentando vuelos. España parte con ventaja en infraestructuras y conectividad, pero debe mantenerse competitiva en precios y calidad para aprovechar este mayor flujo.

Ahora bien, no todo será un camino fácil. Existen riesgos y retos importantes para 2026 que el sector hotelero deberá gestionar con cautela:

  • Competencia internacional creciente: Otros destinos mediterráneos están resurgiendo con fuerza y compitiendo por los mismos turistas de sol y playa. Países como Turquía, Grecia, Egipto, Croacia, Montenegro o Albania están registrando incrementos notables de demanda y, en muchos casos, a precios más competitivos. Por ejemplo, Croacia prevé cerrar 2025 con +10% turistas, Grecia +7%, Turquía sigue recuperando cuota y Egipto espera repunte tras la reciente inestabilidad en Oriente Medio. España no puede caer en la autocomplacencia: mantener el liderazgo exige innovar, reinvertir en la planta hotelera y mejorar la relación calidad-precio. Los hoteles españoles han subido tarifas, y aunque por ahora la demanda responde, en 2026 habrá que vigilar la elasticidad de precio ante alternativas más baratas. La Mesa del Turismo recomienda no bajar la guardia y redoblar esfuerzos de competitividad, sobre todo en destinos de costa maduros que enfrentan la renovación de la oferta de países vecinos.

  • Desafíos laborales y de personal: Una de las amenazas internas más serias es la falta de personal cualificado en la industria hotelera. Ya en 2025 muchos hoteles tuvieron problemas para cubrir vacantes, al punto que algunos se vieron obligados a cerrar plantas o reducir servicios por escasez de empleados. Este problema podría agudizarse en 2026 si no se abordan cuestiones como la estacionalidad del empleo, los salarios y condiciones laborales, y la formación del talento joven. A esto se suma un alto absentismo laboral en el sector (según datos mencionados por la Mesa del Turismo, unas 165.000 ausencias diarias en hostelería) que afecta a la productividad. Los hoteleros deberán trabajar en la fidelización del personal, mejorar la reputación de las profesiones turísticas y reclamar apoyos públicos para vivienda asequible de trabajadores en destinos tensionados (un punto crítico en islas y grandes ciudades). La automatización podría aliviar algo la situación en tareas sencillas, pero el factor humano sigue siendo clave en la experiencia hotelera.

  • Factores macroeconómicos y geopolíticos: En el plano económico, existe cierta incertidumbre por la evolución de la inflación y los tipos de interés en Europa. Si en 2026 economías emisoras claves (Reino Unido, Alemania, etc.) entraran en desaceleración o las familias sintieran pérdida de poder adquisitivo, podría haber un impacto en los viajes al extranjero. Por ahora, previsiones apuntan a crecimiento moderado en Europa, con España liderando el PIB (+2,1% estimado) también gracias al turismo. No obstante, habrá que vigilar la situación. En lo geopolítico, la continuidad de conflictos (guerra en Ucrania, tensiones en Oriente Medio) y eventuales shocks sanitarios son variables que pueden alterar el escenario de un año a otro. El sector ha aprendido a ser resiliente, pero siempre existen riesgos externos incontrolables.

  • Sostenibilidad y aceptación social: Por último, un reto transversal para 2026 será “gobernar el éxito” turístico sin comprometer la calidad de vida local ni el entorno natural. Esto implica avanzar con medidas concretas: gestionar mejor los flujos (desconcentración hacia nuevos destinos, evitar turismofobia en los puntos más saturados), invertir en infraestructuras y movilidad sostenible (transporte público eficiente para residentes y turistas), y profundizar en la triple sostenibilidad –ambiental, económica y social– de cada destino. Los propietarios de alojamientos podrían verse afectados por nuevas regulaciones en esta línea (por ejemplo, normativas de eficiencia energética, limitaciones a alquiler turístico en ciertas zonas, tasas verdes, etc.), por lo que conviene estar atentos y participar en los diálogos con la administración. Al mismo tiempo, la sostenibilidad ofrece oportunidades: los viajeros concienciados premiarán a los alojamientos eco-friendly, y España puede diferenciarse internacionalmente con una oferta turística sostenible de calidad.

En resumen, España encara 2026 desde una posición de fortaleza turística, pero con el foco puesto en crecer en valor más que en volumen y en gestionar inteligentemente ese éxito. Para los hoteleros, el año entrante traerá un cliente cada vez más exigente, digital y deseoso de autenticidad, al que habrá que conquistar con excelencia en el servicio, propuestas innovadoras y una auténtica responsabilidad con el destino. Las oportunidades de crecimiento están ahí –nuevos mercados, alargamiento de temporadas, segmentos emergentes como lujo, bleisure o nómadas digitales– y los riesgos son abordables con planificación y adaptación. Como indicó el director de Turespaña, “España sigue siendo una potencia turística mundial, pero el objetivo ya no es solo crecer más sino crecer mejor”. Lograr ese crecimiento sostenible y de calidad será la clave para que el turismo español y el sector alojativo sigan prosperando en 2026 y más allá.