La sostenibilidad está de moda en la hotelería, pero se puede aplicar sin volverse intensos ni sacrificar la experiencia del huésped. En Bossh Hotels lo tenemos claro: Sí, reciclamos, usamos amenities recargables y preferimos el jamón local al importado. Pero tranquilos, ¡seguimos teniendo buen WiFi!  Nuestro enfoque es turismo sostenible con humor y sin postureo. A continuación, te contamos cómo y por qué sumarte a esta ola verde (de forma auténtica).

Una ola verde en la hotelería global (y rentable)

Los viajeros de todo el mundo están cada vez más concienciados con el medio ambiente, y lo demuestran con sus elecciones. Un 74% de los viajeros prioriza alojamientos sostenibles al planificar sus viajes. De hecho, 66% estaría dispuesto a pagar más por un hotel eco-friendly y dos de cada tres aceptarían sacrificar un poco de comodidad si es por cuidar el planeta. Estas cifras dejan claro que lo “verde” ya no es solo marketing: es una demanda real del mercado.

 

No es casualidad que grandes cadenas hoteleras se hayan puesto las pilas (solares, literalmente). Marriott e IHG, por ejemplo, eliminaron los botellines de champú y jabón de un solo uso en sus propiedades, evitando más de 200 millones de botellitas plásticas al año en el caso de IHG y ahorrando $14 millones anuales en costes para Marriott. Además, regiones como California ya prohíben los amenities plásticos desechables en hoteles (con multas de por medio para quien no cumpla). Es claro que la sostenibilidad ha pasado de ser una tendencia a convertirse en una exigencia del mercado hotelero.

 

Y no hablemos solo del planeta: ser ecológico también mejora la cuenta de resultados. En FITUR 2024 expertos de cadenas como Iberostar y Radisson destacaron que la sostenibilidad no solo es un deber moral, sino un impulsor tangible de la rentabilidad hotelera. Es decir, las prácticas verdes pueden reducir costos (energía, agua, residuos) y atraer a un público dispuesto a gastar más, logrando el famoso win-win. En resumen, ser verde no solo es bueno para la Tierra, es bueno para el negocio (y para la imagen de tu hotel).

Eco-prácticas con gracia que suman (no restan)

Pasar del dicho al hecho “verde” no implica convertir tu hotel en un campamento hippie ni privar al huésped de comodidades. Estas son algunas prácticas eco que aplicamos (y que los clientes valoran) sin drama ni sacrificios:

  • Amenidades recargables, adiós plásticos: Instala dispensadores elegantes para jabón, champú y gel en lugar de miles de minibotellas. Con esta medida reduces hasta un 80% los residuos de amenities y evitas cientos de botellitas por habitación cada año. (Tranquilo, el cliente sigue teniendo sus jabones de calidad, solo que ya no inundamos el planeta de plásticos de un solo uso).

  • Productos locales (km 0) en el buffet: ¿Importar manzanas de la otra punta del mundo? Mejor ofrecer las del agricultor de la comarca. Apostar por proveedores locales reduce la huella de carbono y protege las economías de la zona, a la vez que deleita a los huéspedes con sabores autóctonos. En nuestro desayuno, el jamón es de casa (y sabe mejor) mientras apoyamos al productor local. ¡Kilómetro cero y orgullo cien!

  • Eficiencia energética inteligente: Bombillas LED, sensores de movimiento y climatización eficiente son aliados invisibles. El huésped no nota la diferencia en confort (seguirá teniendo su ducha caliente), pero sí lo notamos en la factura y el planeta. Muchos hoteles ya incorporan paneles solares o energía geotérmica para aprovechar recursos naturales sin que se apague el aire acondicionado. Por ejemplo, se pueden instalar duchas de bajo consumo con aireadores que reducen el gasto de agua y energía sin perder presión. Ser eco no significa ducharse con agua fría, significa usar la energía de forma más lista.

  • Reciclaje fácil para todos: Facilita la separación de residuos con papeleras bien señalizadas (o clasifica tras bambalinas) para que reciclar no sea un lío para el huésped. No hace falta pegar sermones en cada esquina; basta con hacer que tirar cada cosa en su contenedor sea tan sencillo como tirar todo en uno. El resultado: menos desperdicio al vertedero y huéspedes que se sienten parte de la solución casi sin darse cuenta.

Cada una de estas acciones reduce el impacto ambiental sin restar puntos a la experiencia del cliente. Al contrario, muchas veces añaden valor: a los viajeros les gusta ver estas iniciativas porque sienten que también están colaborando durante su estancia. ¿Y quién no prefiere un hotel que cuida el planeta sin pedirte que renuncies al WiFi o al agua caliente?

Humor y transparencia: la fórmula Bossh (sin sermones)

En sostenibilidad, creemos que ni los extremos ni los discursos aburridos funcionan. De hecho, casi un tercio de los turistas (28%) está cansado de oír hablar constantemente del cambio climático. Por eso, en lugar de saturar al cliente con mensajes apocalípticos, preferimos integrar nuestras iniciativas eco de forma natural y con un guiño de humor. ¿Un ejemplo? En lugar del típico cartel regañón de “cambia tus toallas o mueren pingüinos”, usamos mensajitos desenfadados invitando a reutilizar toallas si lo deseas, destacando el ahorro de agua de forma amable. La idea es concienciar sin agobiar: que el huésped sonría y piense “oye, buena idea”, en vez de sentir que le señalan con el dedo.

La autenticidad es clave. En un mundo de greenwashing, ser sinceros nos diferencia. Los expertos coinciden en que la transparencia en la narrativa sostenible es un diferenciador clave para cualquier hotel. Esto significa contar lo que hacemos de verdad: si filtramos el agua para eliminar botellas de plástico, si donamos el aceite de la cocina para biocombustible o si instalamos cargadores solares, se lo mostramos al público tal cual, sin exagerar logros ni usar la sostenibilidad solo de adorno. Nada de postureo “eco” vacío – hacemos más de lo que decimos, y cuando lo decimos, lo hacemos con honestidad (y un poco de humor, que nunca viene mal).

¿El resultado? Huéspedes más fieles y felices. El viajero moderno aprecia estas medidas y las recuerda. Es más, presta atención a cada detalle eco… ¡y hasta lo comparte en redes! Si comunicas bien tus buenas prácticas (sin presumir en exceso pero con orgullo legítimo), ganas puntos de reputación. Muchos clientes quieren sentir que su viaje tiene un impacto positivo; alojarse en un hotel responsable les da esa satisfacción extra. Incluso se ha visto que un 67% de viajeros se inspira a ser más sostenible en su vida diaria al ver buenas prácticas en su destino. Es decir, no solo les caes mejor tú como hotel, ¡quizá les cambias un poquito la vida para bien!

 “Pensar verde” no está reñido con pasarlo bien. En Bossh Hotels demostramos que se puede ser sostenible sin ser intenso: aplicando medidas eco-friendly efectivas, con humor y cercanía, conseguimos hoteles más eficientes y huéspedes más contentos. Al final del día, cuidar del planeta y de tus clientes es la mejor estrategia: suma valor a tu marca, atrae a nuevas generaciones de viajeros conscientes y te permite marcar la diferencia en un mercado donde ser verde ya no es opcional, es esencial. Y todo esto, recordando siempre nuestro mantra: eco sí, pero con buen WiFi.

Fuentes consultadas: Las tendencias y datos mencionados se basan en estudios y reportes actuales sobre turismo sostenible, entre ellos informes de Booking.com, Hospitality-On y medios del sector. Por ejemplo, un informe de Barra de Ideas destaca que el 74% de los viajeros prioriza alojamientos sostenibles, mientras que Bowo/Hospitality-On señala que 66% pagaría más por un hotel ecológico. Grandes cadenas han eliminado plásticos de un solo uso ahorrando millones de botellas y dólare, y expertos de la industria subrayan que la sostenibilidad ya es una exigencia del mercado y un motor de rentabilidad.

Todo ello confirma que la hotelería puede (y debe) ser más verde, con autenticidad y un toque de humor, porque así lo pide el planeta y el cliente. ¡Bienvenidos a la era de los hoteles verdes sin postureos!